domingo, 8 de julio de 2012

LA COLUMNA NOROESTE A SU PASO POR MUDARRA




¿Sabes que el silencio muchas veces es bello? y a veces, me siento transportado a otra realidad, una realidad en la que hace muchos años viví, una realidad que por las noches se me presenta como un alma angustiada que llora de tristeza y que cuando la miro, huye de mí, e incansable, subo por escaleras y escaleras, buscándola, y entonces me veo...de niño, en la flor de la infancia, cultivada en un pueblo chico, campechano, de aquella España que ahora solo es recuerdo, esa España que casi está reducida a cenizas, la España de la humildad, en donde las palabras eran cosas vanas, desconocidas, y la hermosura de la sencillez, de la tosquedad de los buenos gestos afloraban en aquellos tiempos...Tiempos de los que aún se escucha levemente su susurro al levantarse el viento por esa llanura tan desértica y despiadada llamada Castilla. Susurro que mece las hojas de los árboles que cobijan conglomerados de casas que apenas casi se sostienen de pie por propia resistencia a ser un par de piedras abrasadas por el calor despiadado del Sol. Y aún, al pasar por ahí, aún se pueden escuchar las voces de aquellos que ya no están aquí, y que con sus manos levantaron un sueño de paz y buena convivencia que ha sido reducido a meros recuerdos, de los que la juventud, por desgracia huye al abrigo de los templos de cristal, en donde la vida es sepultada bajo el cemento...


¡Y lloro de pena, angustiado, corriendo por el campo, solo, con la cámara, vagando de un lado a otro, mirando al cielo, desesperado, con el rostro quemado, tratando de oir a mis muertos, a aquellos que ya no caminan por el campo recogiendo el tomillo, plantando semillas de ilusión! Ya nos les veo, y en su lugar, la triste soledad del viento que arrecia las espigas es lo único que tengo. Amados míos,¿estaís ahí? ¡cuan es mí angustía al saber que en algún lugar estaís y mía la soledad al buscaros sin sentido por la anchura de Castilla! ¡cuánto dolor al verme de niño, caminando hacía el Sol, mirando a las nubes abrigar a la noche, y estrellarse la Luna en el firmamento, contar y contar, y dormir, dormir a la vera de unas manos que ya solo son recuerdos, nombres olvidados en el tiempo!...


Y allá por donde se secan las espigas que son arrancadas en virtud del pan, en virtud de un hambre que cada día late más en aquella España invertebrada de Unamuno, en aquella miseria que nunca desaparecerá, y que virtud será del buen campechano combatir con la hoz y el burro si falta cabe, segando la vida que nace para morir en las llanuras de Castilla. Allá en donde las mujeres crían a los lecheros y les dan el amor como si a hijos se tratara. En donde aún los críos corretean a
l aire libre, dando pelotas al balón, comiendo chucherías que les alegran la mañana, felices ante la idea de que esa tarde, tras haber comido bien, y la hora de la siesta ya pasada, se bañaran en la piscina del pueblo, o en el río más cercano en donde cuan ávidos exploradores cazarán ranas con la mano, se pringaran de un barro lleno de vida, y después, terminarán su día comiendo una bolsa de pipas que en viejos tiempos sean rememorados, valía 100 pesetas y ahora vale casi el doble. ¡Esa es la España de la que ya nadie habla, pero cuyas canciones de la transición tras cuarenta años de hipocresía, aún suenan reclamando ecos de justicia, ecos proféticos que cumplieron su momento en su presente y el futuro, ECOS DE LIBERTAD! Y es en esa España en la que me crié donde la Noroeste está ahora mismo, empatizando con los mayores que aún tienen la suerte de ver sus días terminar en sus casas, libres de impuestos, en donde los rebuznos aún suenan, junto a sus mujeres que antaño fueron hermosas sin nada que echarse en sus ígneos y puros rostros, y que ahora, divas de la vida, esa belleza con más fuerza si cabe, reside en sus corazones, en la belleza de los ojos que frente al paso del tiempo. Saben que la muerte en las campanas de la iglesia espera, y no tienen miedo, porque son personas libres, que se guían en el amor, en la paz, y por suerte, no terminarán sus días en asilos, en cementerios de cemento. Morirán en la España libre de dictadores, de políticos, de hipócritas, en la tranquilidad del campo, y de sus restos emergeran las flores, y volverán a renacer las espigas. ¡Aquí se halla la hermosura travestida en banderas e ideologías, silenciada por un mediatismo sin sentido, sin razón, que encumbra a los hombres y a las mujeres, fuera, lejos de su verdadera esencia, que los hace dependientes y sumisos ante el poder!
Y aquí posa la Noroeste, con lágrimas en los ojos, cervezas en mano, tras haber salido esta mañana de Medina de Rioseco, y haber caminado 15 agotadores kilómetros, pues cierto es que, pocos son, pero ya las mentes están cansadas, los pasos se siguen los unos a los otros, pero es que así se halla a Castilla, la Castilla en la cual al abrasador sol se segaban las espigas, se curtían los rostros trabajando y levantando casas que a nadie pertenece, solo al tiempo y quien sabe si ha de ser así. Y la Noroeste ha recorrido, se ha enfrentado a pistas de cemento que no terminan nunca, en donde la distancia solo es un engaño y solo importa el paso que antecede al siguiente; en donde se camina en torno a una familia, y cada uno es de vital importancia en ella.

Y al final, tras mucho caminar, hallaron la meta mediante la paz, sonrió la familia al ver el paraíso donde esta noche dormirá, al abrigo de las estrellas, en un pueblo puramente campechano, en donde las buenas cervezas a falta de la buena sidra acompañan a las risas viendo la televisión, leyendo los periódicos, fumando mientras los ojos de cada uno, como emergidos de un profundo sueño, vuelven a mirar y a deleitarse con lo que les rodea. Y así pues, como familia, todo se comparte, todos tienen sus cosas personales claro, pero apenas. Se comparten libros, se comparte ropa, apenas por no decir nada, hay apegos; no hay egos, nadie tiene que ocultar nada, todo es en resumen, sinceridad, hermosa sinceridad. Pero ante todo si algo es de citar que sea compartido con mucho goce, más allá de las palabras, son sentimientos, la familia es un ente de miembros que han desnudado su alma, que aman con profundidad a la vida. Esa es la esencia de la Noroeste, que ahora se encuentra descansando en esa España de hombres y de mujeres que aún pueden gritar con todas sus fuerzas aunque la muerte este cerca...¡LIBERTAD!
Por citar como finalización de esta crónica, decir que se ha hecho una pequeña asamblea interna en donde se ha hablado por donde se pasará a nuestra llegada a Valladolid, y que será publicada mañana en el blog. En especial la buena acogida del pueblo que nos vió cuando salía de la iglesia y que ha comprado calcetines, chapas para tener algo más de dinero para gastos de comida. Gracias Mudarreños. 


















































1 comentario:

  1. UN abrazo muy muy fuerte ,para tod@s los componentes de esta marcha,el 21 de julio Madrid os espera y espero que se quede pequeño para acoger a todos los parad@s,indignad@s,ciudadanos que se unirán a vosotros para defender nuestra dignidad laboral,democracia desterrada,nuestro rechazo a tanta corrupción y tomadura de pelo.
    el pueblo unido jamas sera vencido!
    únete,no les mires únete!
    !GRACIAS!

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