viernes, 22 de junio de 2012
5 ETAPA: PORTOMARIN-SARRIA
"Ayer cuando acampé en el Miño, sentí...me sentí libre de cargas, en paz con el mundo, sentía que por dentro el lobo se había calmado, por momentos, y profundamente aliviado respiré en paz. Por primera vez en mi vida sentía que nada valdría la pena tanto como lo que estaba viviendo, y que era uno más, uno más, una letra más del bello poema que conforma la vida"
Estoy viviendo cosas que solo en los mejores sueños hubiera podido soñar, una paz en mi corazón que recorre todo mi cuerpo. Estoy pérdido, en algún lugar, lo sé, pero no me importa, ya nada me importa, el camino me esta forjando, el camino por la dignidad como seres humanos, y soy feliz...
Esta mañana amaneció con neblina en la playa del Miño donde se ubicaba mi tienda de campaña como se podrá ver en las fotos que adjunto. Hacía bastante frío, eran sobre las ocho de la mañana, y como pude recogí mis cosas, con los pies curados, pues el día anterior, esa misma tarde había estado refrescandolos en el agua y aplicando las curas necesarias. Y entonces me puse caminar con un cartelito que se despego a poco de comenzar el viaje hacía Sarria. Así pues, una vez en camino me perdí, escogí el camino equivocado hasta que preguntando me dijeron que debía de subir un monte y desde ahí tomar la dirección vía Camino de Santiago hacía dicho pueblo. Tras una caminata forzosa al final logré llegar, y desde ahí el paisaje se me hizo un poema con riachuelos, bastas extensiones de praderas, de cultivos, pasando por pueblos cuyos nombres ahora no recuerdo. Y en una cruz que había, habiendo guardado un respeto antes, coloqué con celo uno de los cartelitos indignados que llevaba para que todos los que pasaran en dirección a Santiago supieran, que un indignado acababa de pasar hacía Madrid, y que su camino no desistiría hasta haber cumplido su objetivo.
Y así pues caminé, reflexionando sobre lo que es Santiago. Y es que Santiago no es un sitio al que halla que llegar, Santiago es lo que se alberga dentro de cada persona, las ansias de liberarse de todo, la esperanza en caminar hacía lo incierto, peleando, LA UTOPÍA, y eso es Santiago, la lucha interna por un mañana mejor, por las esperanzas en vivir libres, en paz con el mundo, en armonía con nuestras vidas.
Pero hubo un momento, en el que algo, no sé describirlo, pero en mi cabeza comenzó a sonar un ruido que cada vez más deprisa se iba transformando en música. Eran las gaitas, era una especie de melodía, pérdido en el camino, en la inmensidad del bosque. Como algo que sentía, una fuerza tremenda en mi interior. Y el viento comenzó a soplar, y derrepente me ví corriendo como una bestia tirando del carrito, sin miedo, sin cansancio. Subía y bajaba las cuestas, no tenía miedo de cansarme. La música sonaba y sonaba, con más fuerza que nunca. Era la tierra madre que había invitado a su hijo a bailar con la fuerza de la vida, meciendo sus cabellos al vero viento que fuerte, a las espaldas le soplaba para amenizar su carga. Y al final, me paré, sin saber que había pasado, agotado, pero por dentro, había recibido algo, quizás un tesoro, el tesoro de la nobleza en el corazón de Galicia, quizás...
Y al llegar a 6km de Sarria ocurrió lo peor cuando ya cansado no te lo esperas...Me perdí por el camino, y maldita la gracia, dado que me metí por una carretera hacía ninguna parte y al final llegué a una casa y me dijeron que Sarria estaba a 8km, así que bueno, antes de llegar pasé por una casa, ya sin agua, desfalleciendo, y pude ser atendido con algo de alimento y un vaso de agua así como rellenar la cantimplora. De nuevo, les comuniqué la intención de mi viaje, y cierto, asentían pero con incredulidad, nadie se cree que desde Santiago se pueda llegar a Madrid en solitario. -Pero es que hay que hacerlo, son pasos encaminados hacía un despertar, hacía un transmitir de un mañana mejor, pues la vida como tal en el mundo actual ya no tiene sentido. Todo muere y nadie siente su pérdida, por lo que como tal, para recobrar ese espíritu hay que pelear a sabiendas de que se puede caer en cualquier momento, luchando por recobrar la dignidad como ser humano y en plural- repliqué.
Tras ser buenamente atendido, conseguí llegar a Sarria y mirar un lugar donde dormir. Ahora estoy en un bar terminando de escribir esta crónica, muy cansado, así que bueno, eso es todo lo que puedo contar por hoy. Por cada día de ampollas, de calor, de sufrimiento, es un día menos que me queda hacía León, ya desde allí espero poder descansar un poco y partir con mucha fuerza a Madrid. Así que sin más, un saludo a todos los que seguís este blog.
¡FUERZA!
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Siento lo de tu desorientación, sé que da mucha rabia. Al menos, hubo gente que te acogió, y pudiste recuperar fuerzas.
ResponderEliminarPor las internetes adelante, muchos estamos compartiendo tus vivencias, y pidiendo a los desempleados que te ayuden a tu paso, pero no estamos logrando resultados, por lo que se ve.
Insistiremos.
¡ Ánimo !
¡Ánimo hijo! y gracias por tu tenacidad y fortaleza.
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