jueves, 24 de mayo de 2012

MEDITACIÓN


No pienses, vas a leer, pero no pienses, solo vive. Sueña...


Paso mis días viviendo, respirando algo llamado aire. Y cierro los ojos, me libero de mi yo, me olvido de lo que represento para los demás, de lo que represento para mí mismo (la falsa noción del ego); centro la atención sobre mi respiración, y voy imaginando una fuerza que mana de mi, como una luz en medio del caos de luces que se representan sobre mi mente. Me quedo en silencio, en profundo silencio, no hay palabras, no imagenes, no hay nada, no busco, dejo que todo fluya por mí, que pase y siga su transcurso. Pero tengo problemas, entonces pienso brevemente sobre ellos, y caigo en la cuenta de que los problemas como tal son en sí mismos caos, emanaciones externas que no obedecen a mi ser, son ajenos a mí, y entonces pues, dejo que pasen de largo. 
Por mi mente pasan recuerdos, pasan sentimientos, apegos al mundo material, tentaciones, deseos. Y entonces dejo que pasen de largo, no me molesto lo más mínimo en prestarles atención. Y caigo pues en la cuenta de que todo es un engaño, una farsa ideada por mi mente, y que todo lo que esta, esta en mi mente -El todo es uno, y el uno es todo- Entonces comienzo a sentir aces de luz que atraviesan mi cuerpo, comienzo a sentir la energía de los siete chakras.


En el primero ubicado en la coronilla de color morado, imagino una especie de fuerza ascendente, y me imagino como si una línea de luz blanca partiera hacia el interior de nuestra galaxia, como queriendo liberar, manar algo, la esencia del alma. Para después, imaginar y trazar con mi mente un círculo morado de energía que rodea todo mi cuerpo, que transmite armonía con lo que me rodea.


En el segundo, en el entre-cejo, sin aplicar fuerza dado que se comete el error de fruncir el ceño, imagino una especie de abanico que sale desde el tercer ojo y que lo cubre todo. Algo así como que percibe todo lo que me rodea. Ese abanico es de color azul o al menos mi mente lo transcribe así.


En el tercero, siento que quiero, que deseo comunicar a los demás, transmitir mi paz, mis conocimientos, mis ansias de libertad, el querer transmitir mis sentimientos. Entonces ahí choco contra el deseo para mí y caigo en la cuenta de que para mí el deseo, el fruto que reciba de él sería pasajero, y si me aferrara a ello terminaría como él, podrido. Y veo pues que he de comunicarme sin pedir nada a cambio, ser como el viento, soplo pero después no hay nada más, pasé por sus vidas y tan efimeramente como estuve, me alejé de sus corazones. El color es azul claro.


En el cuarto siento amor, quiero amar, y por mi mente van pasando seres a los que profundamente amo: La sociedad, mi familia, mi animalito. Se reflejan mis ansias de verme expandido y sentido en todos los corazones que percibo en mi ser, transmitir paz, cariño. Me veo como una estrella, deseo expandirme, y en mi mente surge una especie de abrazo a todo lo que me rodea, una especie de compasión, de apiadamiento por los débiles. Paz es lo que puedo resumir. El color de este chakra es verde.


En el quinto, ubicado en el ombligo, percibo YO y más YO, y cuanto más percibo ese YO más lo aborrezco. Entonces caigo en la cuenta de que YO es NADIE, pues YO es lo que MI ha construido para encerrarse en su orgullo, en la creencia de que MI es algo, pues MI no sabe que más allá no es nadie, y por eso se aferra a YO para evitar desaparecer. Entonces aparto a YO y a MI y en mi mente no siento nada, dejo que pase y se olvide, que se consuma en su perdición. El color es amarillo.


En el sexto siento placer, ubicado en la zona en mi caso, genital. Siento deseos, tentaciones de placer. Soy consciente de que es un chakra por medio del cual se alcanza el estado supremo de felicidad, una vía espiritual hacia el Nirvana, en donde la importancia sexual es dada a la espiritual, el goce no-físico. Ello alimenta el deseo de abrirme a nuevas expectativas en la vida, de ser en la vida terrenal, más positivo. El color es naranja.


En el séptimo y último chakra percibo la energía de la Tierra. Ubicado en la última terminación de la Flor de Loto. Percibo la paz, enraizamiento con el alma espiritual del cual mi alma se eleva por encima de las carnes y vira hacía lo infinito del Kosmos. Siento especial sensibilidad hacía los seres que sufren día tras día víctimas de la incomprensión humana, y les veo agonizando, percibo sus llantos, y entonces trato de calmarles, pues ya tras su paso por el mundo de las furias, en otra vida tendrán paz, pues con su humilidad hallan el camino hacía una re-encarnación más favorable. Soy consciente de que no lo pueden entender, de que sufren sin motivo. Pero ellos son la nueva generación que impondrá su reinado de paz cuando la era de los humanos, sembrada por la codicia, el ego, el deseo, el odio etc, llegue a su fin.


Tras este manar de energía, de esferas de diferentes colores que fluyen por mi ser, que le rodean, dejo mi mente en blanco. No se albergan pensamientos, ni palabras, nada. Me olvido del tiempo, me olvido de quien soy. Y comienzo a percibir luces, energías, y siento como si caminará en la oscuridad y fuera alumbrado por una fe poderosa, pero poderosa en el sentido de la magnitud con la que esta se irradia sobre mí. Y comienzo a sentir el alma de las personas que me rodean, su estado de profunda paz, de meditación, como rocas por las que dentro fluye el agua y no cesa de fluir. Percibo la habitación que me rodea, la energía de la vela que brilla al fondo, pero lo dejo pasar, sea real o quimérico, todo ha de pasar, mi alma no alberga nada, contempla, es feliz y nada más. Si algo albergará la ataría y no podría caminar, y aún así el deseo de caminar ha de ser desterrado. Camino, simplemente hago eso, gozo con lo que veo pero nada más, no me aferro a ello, y menos aún me aferro a los deseos de lo que pudiera ver. La mente en blanco, felicidad, amor, y ya esta.


¿A que conduce el pasado? Respuesta: Apego al recuerdo, vanagloriamiento o pena, que más da, la mente se aferra a lo inferrable, y se crea un dilema sobre su propia existencia. Ende, al pasado mejor dejarle pasar que para eso ya pasó.


¿A qué conduce el futuro? El futuro es la incógnita de la existencia, es el vacío al que vanamente conducen nuestros pensamientos. No nos da respuesta, es más, condiciona nuestros augurios en el presente. Apegarnos al futuro es desapegarnos de nuestra vida presente.


¿A que conduce el presente? A nada, no hay destino, las cosas vienen, toman aire en nuestros corazones y se van para proseguir nuestro camino. La distancia, lo que la rodea, todo es relativo, es una quimera. Dejalo  pasar, vive el momento y percibe, se feliz, pues amor es lo que esas cosas en su esencia espiritual nos dan. Y así, quizás, su esencia, sea más diminuta que un granito de arena, y así mismo, ese granito de arena sea parte de un todos que así mismo, no podría existir sin ese granito de arena.


FIN DE LA MEDITACIÓN.





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